Por: @akelandos
El Club León recuperó finalmente el liderato de la Liga MX en un encuentro que mostró claramente sus virtudes y sus defectos. Es que tanto la escuadra de Pizzi como la de Ferretti jugaron con modelos de juego distintos, probaron variantes y encontraron caminos certeros para hacerse daño. Desde un punto de vista táctico, fue un gran partido. De aquí se pueden sacar conclusiones valiosas sobre la forma en que el equipo esmeralda encontrará más dificultades para ganar los partidos.
El Rival
Deseoso de dar vuelta a una página que de dorada paso a negra en la historia del club, el Tuca trató de potenciar sus jugadores más peligrosos a partir de una premisa muy clara: darles pelotas en posiciones avanzadas y con espacio.
A raíz de los sufrimientos que pasaron los laterales leoneses, quedó despejado el modelo a seguir: ataques de Aquino y Damm cuando la fiera estuviese en fase de ataque y esperar a encontrar a Gignac o a que los extremos resolviesen por sí mismos. Para ello Tigres contaba con dos jugadores hechos a la medida: Pizarro y Arévalo. Pizarro es mediocentro con gran capacidad de pase y sentido para brindar apoyos interiores en ataque, y Egidio un portento: aúna la capacidad de recuperación notable con la de pisar con fuerza el área rival, y esto subiendo y bajando constantemente. De todos modos no fueron éstas las virtudes que usaron en el primer tiempo: Ferretti dispuso un sistema de marcas al hombre en cuanto León cruzaba el mediocampo. Disponía al equipo en un 4-5-1 para recuperar en el que sólo Gignac no tenía responsabilidad defensiva, salvo cortar pases entre centrales y en el que Sobis complementaba acudiendo a la posición de mediapunta.
La idea era recuperar cuando la fiera estuviese en fase de ataque, con los laterales altos, y encontrar un lanzador para que les hiciese llegar la pelota. No importaba el nombre del lanzador, sólo que la pelota llegara a los hombres de banda.
Club León
Los verdiblancos (que no verdes, porque esos no cumplen) salieron con el plan habitual, recuperando ciertos aspectos: la llegada de Peña al remate, el juego de pivoteo de Boselli, la diagonal de Peña para el delantero argentino y un juego más posicional de Vázquez. Efraín Velarde se mantuvo más seguro y en general los laterales no repitieron las conductas suicidas.
Montes volvió a tratar de encontrar la espalda de las contenciones universitarias y de nuevo la diferencia fue abismal a cuando recibía o entraba a las jugadas de cara. La diferencia es que en esta ocasión alternó la posición de interior/mediapunta con Gullit en un mecanismo al que definiremos como triangulo defensivo. Lo explicaremos al final.
El Partido
Con sus nominales 4-3-3 local y 4-4-2 visitante, Tigres salió a ganar las bandas y lo logró, pero la indefinición de sus atacantes primero y la serenidad de los laterales esmeraldas después, llevaron al partido a un punto de equilibrio.
El partido se le complicaba al Club León por la férrea marca personal de los universitarios, que les impedía avanzar mediante cadenas de pases. La Fiera de Matosas se hubiese deleitado con este tipo de sistema defensivo, esquivándolos con paciencia y pases imposibles, pero estos son otros tiempos. Ahora los panzas verdes viven de los espacios.
Alrededor del minuto 15, Tigres comenzó a presionar un poco más arriba y minutos más tarde, a tratar de mandar gente a pisar el área. Entonces comenzó a dejar espacios. La solidez los muros defensa-Pizarro, Arévalo-Sobis desapareció y de pronto León era La Fiera, poniendo la directa y acometiendo llegada tras llegada. Mejor aún, la verticalidad de los esmeraldas provocó que los mediocampistas tuvieran que llegar a defender corriendo contra su portería, cosa grave, y en esas Egidio regaló un saque de esquina. Luego siguió una jugada donde Burdisso no perdió la fe, peleó tres veces la pelota, Elías estuvo muy concentrado para abrirse una vez más a la banda y sacar un centro que, de nuevo Burdisso, fue rematada a la red como si de Boselli se tratará.
Quedó atrás entonces la imprecisión del Chapo en ¾, las salidas de Tigres por abajo para encontrar a Gignac y Burbano jugando hacía adentro para encontrar un pase desequilibrante. Tigres mando a sus mediocampistas a pisar el área y se partió definitivamente. Con más espacio y menos toques para llegar al área, Peña volvió a llegar como segundo delantero y saludo al ángulo. Dos a cero arriba. Peña segundo punta es sinónimo de gol.
Los de Pizzi bajaron entonces la intensidad y comenzaron a fallar sus pases, a pesar de que Tigres estaba abierto en canal. Y al segundo tiempo todo cambió.
Todo cambió porque Tigres cambió radicalmente. Ahora, en vez de juego directo a las bandas o a Gignac, en vez de sus mediocentros corriendo al área para rematar, se convirtió en un equipo muy horizontal. La pelota se paseaba de banda a banda por el poder de Pizarro, acertado en el cambio de orientación y en el apoyo interior. El equipo esmeralda, que no sabe recuperar la pelota en mediocampo ni en defensa porque depende del error rival, la veía pasar y cuando se daba cuenta, ya estaba empujado contra su área. En otras palabras, y aunque responsabilidad directa de Pizzi, el equipo nunca se echó para atrás. Un acertadísimo equipo visitante lo arrinconó. Entonces, cuando la pelota llegaba a Damm, este ya no tenía que correr tanto, sino hacer un esfuerzo corto, explosivo, rodeado de opciones de pase y con rematadores dentro. Una cadena de desatenciones felinas permitió a los norteños acercarse en el marcador.
Los cambios de Pizzi permitieron que la nave sacara agua de la que entraba, pues si no mejoró la fase defensiva, si descentralizó el ataque, con lo que Boselli, de excepcional movilidad en la noche, pudo comandar posesiones largas y tener opciones en las banda con el Gonzo Ríos. Para eso entró. Medio enfrió el partido León y sacó los tres puntos y el liderato.
Bonus: Triángulo defensivo
Se trata de apreciar la basculación que realizan los compadres Gullit-Gallo-Chapo. El patrón no lo confirmó aún, pero me parece que mientras más cerca de la portería propia, Montes se convierte en interior y Peña mediapunta (para descolgar) y si la fase defensiva está en campo contrario, Montes es el mediapunta y Peña el interior. Forman un triángulo escaleno cuya forma varía según el rival. A continuación, tres imágenes.
Ahora, si el rival recupera en su campo, el que queda más cerca de ser el enganche es Montes.
¿Por qué? Pues porque ante una eventual recuperación, Montes quedaría habilitado para recibir entre líneas y dar un último pase o disparar. Además, al tener que cubrir más distancia entre el mediocampo y la defensa, Peña está más capacitado para formar un doble pivote con Vázquez y ayudar a la recuperación.
¿Y esto? Pues ahora que hay distancia con la portería rival, Peña puede lanzar una conducción larga para contratacar. Y Montes queda cerca de Gallo para poder lanzar el pase si se recupera o para ayudar a jugar en corto y asegurar la salida.
En general es una teoría, pero lo cierto es que dicho movimiento de oscilación Peña-Montes existe. El momento, esperamos confirmárselo en poco tiempo.