Era diciembre de 2013 y estaba por jugarse la semifinal entre Club León y Santos. En aquella semana crucial, debí tomar un taxi y el conductor no tardó en sacar el tema que tenía la ciudad en ebullición, la fiesta grande del fútbol mexicano.
Durante el trayecto ambos reconocimos que el potencial de La Fiera lo hacía lucir como favorito y la conversación derivó en decidir que rival preferíamos en un hipotética final contra el ganador de la semifinal Toluca-América, aún por disputarse.
– Yo quiero una final contra el América, para ganarles en su casa y darles la mentada de ganarles la final – aseveró, serio pero exaltado, el taxista – nos vamos a cobrar muchas así y será recordado que campeonamos en el Azteca.
Asentí silenciosamente con la cabeza. Cierto que mejor rival para derrotar en una final no había como el Club América. Recordaba varias derrotas contra el Club América, en forma borrosa, porque eran recuerdos de infancia: un día que en el Nou Camp Cuauhtémoc le marcaba dos contragolpes desde la derecha a Comizzo, una liguilla donde el árbitro no da la señal de cobrar una falta pero un jugador americanista igual lo hace y marca gol… cierto, ganar una liga en el Azteca, al América y recién vueltos del descenso año y medio atrás sonaba delicioso. Pero el fútbol es el fútbol y eso significa que depende de circunstancias especiales. Un año atrás, si “el Romita” Rojas le hubiese dado el balón a Burbano en vez de disparar por encima de la portería, el Club León hubiese eliminado a Xolos con gol de visitante y jugado una final contra Toluca. En un segundo se decidió la eliminatoria. Se podía ganar al América, pero si se perdía, la vergüenza el coraje, pero sobre todo el riesgo del arbitraje, siempre latente.
– Prefiero la final contra Toluca. Creo que el equipo de Matosas tiene un juego que encaja bien para ganar al del Piojo, pero si hay una trastada arbitral, ni jugando como el Barcelona campeonamos. Más ahora que los americanistas son “héroes nacionales” por el mundial y esas tonterías que dicen en la TV.
El Club León se llevó la final de ida contra el Club América, por dos goles, pero la ventaja no parecía definitiva. Pero las cosas comenzaron a lucir preciosas precisamente con aquella victoria de ida. El primer soberbio fue Miguel Layún pregonando que se preparaba para “otra noche mágica en el Azteca” (la verdad es que dijo la verdad, la noche fue mágica y él nunca mencionó para quién lo sería). No era para menos, el autobús del recorrido del bicampeonato ya estaba preparado y Miguel Herrera tenía por delante cerrar un gran año personal.
El Club León ganó tres goles a uno con una cátedra de como competir una final. Concentración al máximo, ocupar espacios, definición, aporte individual, fortaleza mental. “Aris” Hernández cerró la goleada con el mismo gol que marcó el regreso de La Fiera a Primera, contra Querétaro, diagonal fuera-dentro y definición.
¿Por qué es el revés histórico más importante/terrible de la historia entre ambos clubes? Hagamos una lista.
1º Por ser una final. No es cosa baladí y el título y estrella en disputa se lo llevó el Club León.
2º Porque se ganó como visitante. Mancillar la localía de tu rival y, como ya dijimos, en una final, es una condición que realza el ardor.
3º Por el marcador. El 5-1 global es un marcador de “manita” en toda regla. Tatuado con látigo de tinta verde.
4º Por el juego. América tuvo oportunidades claras, pero el excelso nivel de una zaga liderada por Márquez y estupendas atajadas de Yarbrough hacía que cada posible grito de gol se convirtiese en un gemido de agonía americanista. Además La Fiera dio una cátedra de cuando verticalizar, cuando mantener la posesión y como separar a los tres centrales americanistas.
5º Por la “manufactura” de los goles. No fueron goles casuales. El remate lejano de Peña, la vaselina de Boselli, el remate con el corazón de Nacho, lavando el autogol que supuso el único tanto amarillo en la eliminatoria, la conexión Peña-Mauro… goles memorables ante un América impotente.
6º Por la soberbia americanista. Ya decíamos que Layún confiaba en la noche mágica. Que decir de medios que elevaron a los altares a Herrero y compañía. Sólo les faltaba decir que vencerían a unos humildes provincianos. Al final, doble el orgullo, doble altura de la caída.
7º Por el arbitraje. El central realizó un magnífico trabajo y finalmente no se dio un temido escándalo, como el que sucedió un año después con Tigres (personalmente, me parece que el Club América había conseguido ventaja en el marcador justamente y el central simplemente cerró el partido). Al nazareno no le tembló la mano para echar a Maza con una falta al último hombre que le valió la roja, y sacar a Herrera cuando comenzó a dar su show.
8º Porque Matosas le ganó la partida a Herrera. En aquél tiempo, la duda de quién debía ir a la selección luego de Herrera encontró como muchos apostaban por Gustavo. La final se convirtió en una razón de peso para un deseo del uruguayo que no se cumplió y del que recordemos, ha sido el mejor entrenador de nuestro club en su historia.
9º Por el tema Slim-Azcárraga. Si hay algo más odioso que Televisa, es su dueño, por sus políticas empresariales (¡El maldito corrió a Chabelo a dos años de cumplir medio milenio, perdón, siglo, al aire!) y por sus ridículos festejos. En esos días estaba calientito el asunto de las transmisiones, la competencia entre ambos magnates y la agresiva intentona de Slim por entrar al negocio de las comunicaciones. Al final, ganó el equipo del dueño más elegante.
10º Por los comentaristas de Televisa. Mientras ellos estaban al borde del llanto por el marcador (vean cualquier resumen de YouTube) yo estaba al borde del llanto, pero de risa. Nada más patético que tratar de justificar el juego del perdedor y hacer fuerza para cantar los goles del visitante.
Así que este sábado, en el Azteca, no dudo que como en aquella final se escuche nuevamente más la voz de los visitantes que de los locales. Se podrá perder, pero cuando algún americanista quiera sacar ese partido u otro, o la liguilla de diciembre pasado, no queda más que sonreír. Podrán ganar todo los partidos de liga que quiera, pero no existe ningún título o estrella por ganarle al Club León una jornada.
Fue un revés histórico.
Por @Akelandos.