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: LEÓN VS TALLERES DE CÓRDOBA, EL ANALISIS TÁCTICO :

Por @Akelandos

Partido amistoso y, a fin de cuentas, intrascendente. El Club León dio una alegría a sus aficionados en el aniversario del tres veces mundialista Estadio León (Dos Copas del Mundo, una de selecciones menores) y ganó el trofeo conmemorativo a Talleres de Córdoba, su filial argentina que comparte con Pachuca. Pero hubo un detalle sobresaliente.

Si bien podemos reconocer que Pizzi al igual que Matosas no rehúye la posesión de la pelota, es decir la posesión está contemplada en sus ideas de juego, con el paso de las jornadas se ha constatado que el León de Pizzi es más vertical que el de Matosas. A ésta conclusión llegaremos tras atravesar uno de los condicionantes del equipo esmeralda desde que regresó a la máxima categoría.

“HAY UN LEÓN ANTES Y DESPUÉS DE LA LLEGADA DE RAFA MÁRQUEZ”

En el primer León de Matosas en Liga MX el juego fue muy horizontal. Hablamos de la versión 2012. “Gallo”, “Gullit”, “Chapo” se juntaban en mediocampo y daban toquecitos para que la pelota quedara en campo rival, para que el equipo contrario retrocediera. Este León era el que basculaba la pelota, el que la movía de lado a lado. Y fue el que no pudo mantener una ventaja de dos a cero contra Xolos de Tijuana.

La llegada de Rafa Márquez fue una bendición para Matosas porque en su esquema tenía al fin una variante más precisa para su salida de balón: los envíos largos del Príncipe al otro extremo del campo, en diagonal, que siempre llegaban a su destino con una precisión soberbia. Aquellos envíos que de tan únicos aún levantan suspiros en Barcelona le permitían a León superar la presión rival y asentarse en campo contrario donde, sin poner la directa, jugaban de nuevo a moverla pero ahorraban energías y frescura mental para los últimos metros. Este fue el segundo León de Matosas, que empezó mal el año pero que consiguió el campeonato de 2013 humillando al América.

Y hubo un tercer León de Matosas. El que se topó con rivales que esperaban a la Fiera y hacían innecesario el envío largo de Rafa. Tras varios avisos, eliminación de la Libertadores ante el Bolívar mediante y a punto de caer en la liguilla a manos del Cruz Azul, Matosas prescindió de Britos y confío en Mauro Boselli, el Autosuficiente, para que el 4-3-3  escalonado de La Fiera le permitiera coronarse bicampeón.

Hacemos este recorrido para hacer notar que la manera de iniciar la jugada nunca tuvo un hombre encargado de repartir el juego. De moverla y mover al equipo. Tan sólo Luis Montes se animó a distribuir la pelota desde el horizonte sobre todo contra Bolívar, y sus compañeros lo buscaban más a menudo para que sacara las papas del fuego cuando ocurrió la catastrófica lesión.

El CLUB LEÓN QUE LOGRÓ EL ASCENSO NUNCA HA TENIDO NI TIENE UN JUGADOR QUE LE DIRIJA ANTE DEFENSAS CERRADAS, QUE ORIENTE AL EQUIPO O QUE LO COMANDE AL ASALTO DE LAS LÍNEAS RIVALES”

Pizzi ya debe haberse dado cuenta de que el concepto de organizador no está muy desarrollado en México y para un técnico que ha entrenado en Europa y que maneja el concepto argentino del “5” debe suponer un problema. Montes no apuntaba a solución por la recuperación de su lesión y no apunta ahora porque su creatividad se necesita más arriba.

El uso de los laterales como interiores que hace Pizzi con Chema y Navarro ha funcionado bien y ha generado goles, juego y oportunidades.  Pero cuando necesitan prestar una mayor atención a labores defensivas, el equipo se resiente y se atasca, como contra Pachuca.

PIZZI DECIDIÓ INTENTAR QUE UN HOMBRE SOLUCIONARA LA CONTINUIDAD DE SALIDA Y JUEGO Y LE PRESENTÓ UN EXÁMEN FÁCIL A ALDO ROCHA: UNO FRACASO Y EL OTRO REPROBÓ”

Lejos de desaprovechar el tiempo, Pizzi pensó exprimir el amistoso con Talleres de Córdoba. Colocó a Rocha como base del equipo, con la responsabilidad de mover la pelota, buscar compañeros entre líneas y le colocó a Vázquez como escudero por delante, como si de Peña se tratase, aunque fue curioso comprobar la tendencia del “Gallito” con libertad consiste en irse a la banda.

Cuando el partido le permitió a Rocha encontrarse cómodo, con libertad y tiempo de recibir y decidir, León cayó en la más absoluta intrascendencia. Durante gran parte del partido, incluso minutos continuos, el equipo formó una “U” y la recalcó repitiendo los pases lateral-central-Rocha-Central-lateral. A veces eran los laterales y extremos los que extendían la “U”, pero la pelota siempre volvía a Rocha con la esperanza de que el balón pasara por un hueco y luego regresaba con la frustración de que no pasaba nada.

Tras el gol de Talleres, fruto de la mala relación del “Chapita” Delgado con la responsabilidad defensiva de ser un lateral fue Christian Martínez con trazos largos y luego el “Gallito” abriéndose a la banda para salir de la insensibilidad del carril central los que despertaron al equipo. Incluso Vázquez permitió al abrirse que Rocha tuviera más claridad y enviase el balón con certeza a su posición en un par de ocasiones. Pero Pizzi quería ganar y Rocha no salió al segundo tiempo.

EL CLUB LEÓN DE PIZZI ES MÁS VERTICAL QUE EL DE MATOSAS, MÁS DIRECTO AUNQUE NO RENUNCIE A LA PELOTA”

Peña y Vázquez, juntos de nuevo, cambiaron el Chip y verticalizaron el juego. El pase de Vázquez a la línea de pase que abre Peña y su posterior carrera imparable por dentro ya es un clásico y León comenzó a apretar. Si León es ahora más directo es en gran parte consecuencia de la ausencia de Montes, quien ponía la pausa, variedad y tiempo de pensar. “Gallito” lo buscó sobre todo en la primera mitad, pero la falta de ritmo no físico, sino táctico martirizaron en exceso a Luis.

Gonzo Ríos mostró que es una caja de recursos y tras exhibir su dote para tener siempre la última palabra respecto a que se hará con el balón que pasa por sus pies emprendió una carrera entre los centrales y definió como “9”. Ya hay ganas de verle junto a Mauro.

Canuto mostró ganas de salir a cortar al medio y autoridad con la pelota. La entrada de Nacho y Botinelli fue quizá casual pero gracias a que los tres centrales jugaron juntos se animaron a salir muy lejos de su marco e incorporarse al ataque. Nacho incluso asistió a su tradicional cita con la pelota en medio del área y rematando de cabeza para dar la vuelta.

En resumen que Pizzi y el León mostraron hambre, que aprovechan el tiempo.  Rocha enseño que probablemente tenga buen pie pero que necesita un enorme trabajo con conceptos tácticos y Caicedo que necesita urgentemente un cambio de banda, justo donde Elías Hernández pasa un momento superlativo. Que tenga cuidado el ecuatoriano, porque con Talleres venía un Araujo rápido y con regate.