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: LEÓN 2-2 CRUZ AZUL, EL ANÁLISIS :

Leon vs CAZ

Por @akelandos

Se sabía desde el viernes pasado que el encuentro con Cruz Azul sería bastante delicado. Entre bajas por lesión, suspensiones y regresos al Club León le esperaba un encuentro donde sería un trapecista que haría sus suertes sin red de protección. Cada titubeo sería un potencial riesgo mortal. A los nervios iniciales que hicieron sudar y resbalar al Club, se sobrepuso la fuerza mental y la tensión competitiva para regresar de la caída y levantarse.

El Rival

Cruz Azul tiene una plantilla muy balanceada y que parece formada sin duda a gusto del entrenador. Incluso el típico fichaje que realizan cada temporada y que nadie entiende (Alemão) es un jugador bastante útil para varios esquemas que ha planteado Luis Fernando Tena.

El técnico medallista en los JJOO de Londres 2012 planteo un esquema muy variable que se adaptaba a tres factores: Organización ofensiva, transición defensiva y organización defensiva.

A la hora de que el Club León atacar al equipo capitalino, Cruz Azul lo esperaba en una formación 4-3-2-1, el árbol de navidad como le llama Ancelotti, el técnico Italiano que ganó así la Champions League con el AC Milán.

En este esquema se formaba una línea tradicional de cuatro defensas con dos laterales y dos centrales, por delante, Alejandro Castro (que firmó un partidazo) era el encargado de que “la máquina” no perdiera el balance defensivo y estaba acompañado de dos interiores que se ocuparon de llegar de segunda línea al área y de defender el mediocampo leonés. Donde Cruz Azul hizo sufrir a León fue con el tridente, la copa del pino que formaron Alemão por izquierda, Formica por derecha y delante el veterano de mil batallas Roque Santa Cruz. Los tres entendieron muy bien el papel que les tocaba y ofrecieron una movilidad constante, caída a las bandas, desmarques y pausa cuando se les requirió.

Podríamos decir que este era el parado básico de Cruz Azul, pero cuando atacaba, tenían un movimiento que priorizaba su transición defensiva. Hasta que la pelota no estuviese alejada de su marco, Alejandro Castro se incrustaba entre sus centrales. De ratos, y tomando momentos muy puntuales, llegó a parecer que Cruz Azul formaba con una línea de tres. En realidad, se escudaba y antes de recibir el contragolpe o cuando su pelota no superaba el mediocampo, los azules ya estaban listos para defenderse. La labor que hizo ayer Castro y por la cual le hemos mencionado ya tres veces fue simplemente perfecta porque supo interpretar perfectamente cuando entrar en la línea de centrales, cuando incorporarse al mediocampo, cuando lanzar los contrataques y como abrir el campo en la salida. Una lástima (lo digo como aficionado al fútbol) que sus compañeros no acompañaran al mediocentro en su nivel.

Entonces Cruz Azul se movía entre un 4-3-2-1 y una especie 3-4-3 con sus delanteros más separados. La carta del éxito de su sistema fue el paraguayo Roque Santa Cruz, que supo tirar los apoyos con total calma, dándole todo el tiempo a sus compañeros de incorporarse al ataque. Su gran partido comenzó a minar cuando la resistencia física le comenzó, naturalmente, a dejar. Además, la posición de arranque de sus tres puntas fue detrás de Rocha, lo que les dio mucha ventaja al atacar y recibir para encarar a los centrales.

Club León

Para Pizzi el quebradero de cabeza era evidente, pero se intuía que por lo delicado de la situación era más natural apostar por el 4-4-2, un sistema que garantiza solidez defensiva si se tiene la concentración necesaria. Lo importante en realidad fue la línea de cuatro, donde Delgado jugó esta vez de lateral derecho y “Aris” regresó como lateral izquierdo. En medio se formó un rombo que tenía a Rocha en su base, Chema y Gonzalo Ríos como interiores (aunque “Gonzo” trataba de despegarse a la banda) y dos delanteros, Mauro Boselli, muy adelantado y Martín Bravo, que es un clon de Britos y realizó un trabajo muy similar al del uruguayo en la era Matosas, por detrás de Mauro y escorado a la izquierda. El argentino tuvo mucha movilidad durante todo el encuentro y brindo mucho al equipo en aspectos ofensivos y defensivos.

En el aspecto defensivo Aldo Rocha fue el encargado de mantener el equilibrio, cerrando también con los centrales, pero el que los laterales, los centrales y él mismo bajaran precipitadamente a formar una línea, terminó concediendo muchos metros de recorrido al Cruz Azul.

El Club trató de que los ataques fueran canalizados por Luis Montes, que salió a jugar como enganche. La tarea se complicó porque sin Elías Hernández, a quién Pizzi decidió acertadamente no exponer de inicio (ya lleva una importante carga de partido y venía de una pequeña lesión) era muy difícil que la pelota superara el entramado defensivo de Cruz Azul con un traslado a la banda.

En realidad, este es uno de los partidos en los que el juego va llevando el aspecto táctico. Pasemos al análisis:

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El Partido

Cuando un ser humano repite la misma situación consecutivamente durante varias ocasiones, termina realizando dicha acción con más agilidad, alcanzando maestría para ejecutarla. Dicho adagio popular, la práctica hace al maestro, tiene su natural contraparte en que descuidar la repetición conduce a la disminución de la habilidad con la que se ejecuta. Aquí está la clave de todo el partido.

El Club León salió en un evidente estado de desconcentración que recordó intensamente al primer juego de la Liga MX contra el América. Se volvía a la línea de cuatro, regresaba “Aris”, Aldo Rocha volvía a ser titular en una posición muy seria, “Gonzo” Ríos era titular y medio derecho, “Chema” Cárdenas volvía al interior izquierdo, Montes de mediapunta, Boselli y Bravo arrancaban juntos, Delgado lateral derecho de arranque… el cambio de sistema…

Eran demasiadas circunstancias como para que el equipo no lo resintiese. Trastocado en su planes y tratando de ir a lo seguro, Pizzi salió con mucho tacto a un sistema más natural pero que tardó poco en resquebrajarse. El cúmulo de circunstancias desafortunadas terminó con un equipo que salió totalmente desconcentrado a la cancha.

Cruz Azul entonces aprovecho el desacierto defensivo para ejecutar transiciones velocísimas buscando con balones largos a Roque o Alemão, que se las veían mano a mano con Canuto y Botinelli. En especial el paraguayo estuvo acertado a la hora de comerle la espalda a los centrales argentinos, porque aunque Delgado trató de amarrarse más y centrar su posición, no llegó a tiempo para ayudar a sus defensas. De hecho, los laterales esmeraldas se cerraron bastante para acortar distancia entre ellos, pero el hueco que dejaron en las bandas lo aprovecharon bien los acompañantes de Roque. A León le costaba horrores generar y acercarse con peligro a la meta de Jesús Corona, pero al rival le bastaba un trazo largo y tomaban al rival mal parado y encaraban a la defensa mientras siete leoneses corrían desesperadamente para recuperar el terreno entre ellos y su portería.

La situación duro cerca de media hora y el balance fue desastroso: León ya estaba abajo por dos goles. En una transmisión se dijo que los goles no tenían nada que ver con el desarrollo del encuentro, que aunque Cruz Azul tenía el dominio de las acciones se trataba de jugadas puntuales (tiro libre y penal) y casi circunstanciales. Nada más lejos de la realidad. El origen de ambas jugadas fue precisamente la falta de compenetración entre los defensas, que causo desconcentración, nervios. Los regresos tardíos en respuesta a las veloces transiciones de Cruz Azul en ataque culminaron con Canuto amonestado por cortar tarde a Roque en el espacio derecho de su área, y el penalti cometido por Botinelli nuevamente a Roque por el desajuste defensivo que les permitía regalar mucho espacio a la espalda.

Con el marcador tan en contra León entró en una fase psicológica donde superó completamente sus miedos. Sin ya nada que perder y ya mejorando los automatismos del 4-4-2 el equipo comenzó a mejorar. Dicho fenómeno tuvo una relación directa con lo que empezaron a hacer “Aris” y en mayor medida, y ahí dedicaremos un párrafo aparte, Luis Montes.

“Aris” engrasó la máquina y comenzó a sacar la pelota por su banda y recorrerla con acierto, apoyando también el mediocampo, dando una opción más de pase y ayudando a que se separasen un poco los mediocampistas capitalinos. Luis Montes entendió de inmediato de que se trataba el juego y comenzó a bajar para sacar la pelota con más criterio, superando líneas de presión con el pase o ayudando a la circulación.

Aquí hay que detenernos en Aldo Rocha. Como mediocentro posicional (contención) tiene un don sin duda para cortar la pelota. Su capacidad de intuición es muy buena y percibe muy bien la dirección en que puede cortar los pases del rival. Además tiene muy buena velocidad y una precisión envidiable para enviar balones largos con los cuales cambiar la orientación del equipo. El problema de Aldo Rocha es que le cuestan mucho trabajo dos situaciones específicas, la circulación de balón y el posicionamiento táctico. Cuando el rival te está presionando la salida, cualquier mediocampista tiene dos deberes: con la pelota, buscar el mejor pase seguro al compañero mejor ubicado para que dé continuidad a la jugada y se pueda avanzar, y sin ella, abrir una línea de pase para que sea otro que cumpla con el mismo deber. Son estás dos circunstancias las que se le dificultaron a Aldo Rocha en la primera media hora, pero concluyó dando un partidazo. Sigamos con el análisis.

Con dos goles de desventaja, León fue cambiando la dinámica a medida que Montes se fue adueñando del partido. La insistencia de la fiera se basaba en la voluntad que tenían los leoneses de emparejar el juego. Mientras Rocha comenzaba a cerrar mejor la defensa, los tres hombres de adelante se repartieron todo el espacio posible para atacar. Boselli empezó una nueva batalla particular contra los defensas, Martín Bravo recordó a Britos corriendo por todos lados para que la pelota no saliese de campo contrario y Montes inició su Pirlización de lo que sería su legendario partido. Sólo dos piezas chirriaban: “Chema” Cárdenas, básico para cualquier esquema pero extrañamente desconectado desde hace unos juegos y “Gonzo” Ríos, muy voluntarioso pero que difícilmente se adaptaba a la banda porque le quitaba todo el dinamismo a ese sector del ataque. Es que Ríos es un jugador de pausa, que sin duda rendirá mejor mientras más cerca del área se encuentre. En cierto momento se antojó incluso que intercambiara posición con Bravo.

Boselli, que nunca remata en seco (lean el análisis que publicamos en Nación Esmeralda y que él mismo leyó) nuevamente atacó en el área y Bravo, muy atento encontró su recompensa a un gran partido. Quedaba claro que el segundo tiempo sería otro partido.

Efectivamente lo fue, porque Luis Fernando Tena comenzó a bajar marchas, como si de un auto estándar se tratara, para cambiar su planteamiento. Qué fue lo que no le gustó, nunca lo sabremos, pero introdujo al “Chaco” Giménez para que se colocara de enganche por detrás de Roque y Formica. La tensión bajo entonces y debido al natural desarrollo del partido comenzaron a aparecer espacios, valiosos espacios que León aprovecho. Cruz Azul dejó de apretar en zonas adelantadas y Rocha empezó a crecer, porque su zona atravesaba directamente la del “Chaco”, que debía ser la zona para que Cruz Azul condujera sus ataques.

También Pizzi dijo basta y sacó a la cancha a Elías Hernández del cual ya no queda duda: está jugando el mejor fútbol de su carrera. Elías inyectó de pronto un desorden eléctrico en el juego, desbordaba por fuera y si no lo dejaban, diagonales hacía dentro que desordenaban el entramado defensivo de la máquina. En definitiva, más espacios. León cada vez estaba más tranquilo, pues a Roque se le estaba acabando el gas y la saga, y con ellos Rocha, cada vez salían con más comodidad. A Cruz Azul le costaba cada vez más generar peligro y Tena decidió sacar a Formica y mandar al habilidoso, fresco y rápido rojas. Pasó definitivamente al 4-4-1-1 que ahora si tenía más forma y buscó las salidas rápidas buscando dañar por las bandas. De todos modos, y aunque el “Chaco” se esforzó en cerrar el centro, Luis Montes fue insuperable y finalmente empató tras una jugada con Boselli que sacó lo mejor de ambos. Montes sacaba la pelota, jugaba en medio, ponía la vertical y la terminaba. Era todo él solito.

Los espacios eran tantos que hasta Cárdenas tenía claridad y para no desentonar, se hizo expulsar junto a Flores. Urge “Chema” Cárdenas en su versión conectada. Que aproveche la suspensión para recobrarse, pero me parece que la volatilidad de los últimos esquemas tienen que ver con esta falta de concentración. Pizzi ajustó con la salida de Bravo por Caicedo para que hiciera trabajo de banda, pero el ecuatoriano, al que parece ser le falta que alguien le ponga muy en claro cuál será su labor en la cancha, volvió a decepcionar. De cualquier forma, entró en un juego que ya iba en su dinámica final.

Todavía hubo tiempo de que el Club León intentará la victoria pero esta no llegó.

Valoración

Al inicio del encuentro, Pizzi se veía realmente presionado, y la forma en que pasó los goles y la casi remontada nos deja claro algo: el argentino está comprometido con el proyecto. Si bien hay momentos en que se separa del equipo, poco a poco la conjunción se va sellando.

El Club León remó parejo, todos juntos hacía el mismo objetivo y se quedaron cerca de la machada, pero nos deja tranquilos en cuanto a una cosa: Pizzi ha inculcado la cultura del esfuerzo y eso se traduce en competitividad. Yarbrough fue su estandarte anoche, hiperactivo, con coraje, con tantas ganas que hasta salió bien a cortar un centro. Y en otro falló, pero no pasó a mayores. Se podrá calificar o no, pero este proyecto tiene gente comprometida, y eso siempre significa que hay que tener paciencia porque por esfuerzo, la cosa no quedará ahí nada más.

Luis Montes se parece a un jugador Italiano

Luis Montes fue el hombre de la noche. Arropado por su hinchada y en un césped que conoce, el chaparrito emuló la gesta que se logró con Matosas. Entró como enganche, pero leyó el partido y comenzó a cambiar el hado del mismo. Comenzó por bajar a distribuir y abrir líneas de pase. Pero lo que fue monstruoso fue su segundo tiempo. “Chapo” salió decidido a emular a Pirlo, el de la Juve, que fuera de Milán e Inter. Montes no fue un mediocentro puro, porque ahí estaba Rocha, pero trató de ser eso y también interior y enganche. Todo.

Ya muy entrado el partido se acercaba a Aldo para con autoridad pedírsela y sacar él el balón. Avanzaba con sus compañeros y sostenía la jugada, llegaba al área y la pisaba. Su gol es una maravilla que culminó su partidazo, pasando a darle verticalidad a la jugada cuando lo fue necesario. Es decir, aparte de sus dotes técnicas, Montes tiene el talento de saber que necesita el equipo y en qué momento.

Es llamativo que un técnico nuevo, como Pizzi, tuviera siempre claro que Montes entraría sí o sí en la dinámica de juego del club, y quizá el 3-4-4 fuese una búsqueda de darle un contexto que le potencie más, pero sea así o con un 4-4-2 lo que necesita Montes es libertad, y si Pizzi se la da, Luis podría ser la extensión de su mano en el campo.

Finalmente, agradecer públicamente a Mauro Boselli su recomendación sobre la nota que hicimos sobre él. Dimos un repaso de su historia y describimos sus virtudes y también aquello en lo que posiblemente no sea bueno y aun así, se tomó el tiempo de leerla y agradecernos. Este hecho habla mucho de un carácter ganador y trabajador, por lo tanto esperemos que permanezca mucho tiempo en el Club.

BONUS

Parado de Cruz Azul para esperar al León. Árbol de Navidad de Ancelotti. León juega con los laterales más cerrados (aquí la jugada lo requiere, es un balón despejado de meta) y Aldo Rocha se coloca de mediocentro, pero los delanteros juegan a su espalda y deja mucho espacio por delante.

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Cuando le tocaba atacar, Cruz Azul priorizaba la transición defensiva, tres esperan detrás para cualquier inconveniente. Críticas, comentarios y dudas con mucho gusto en @nacionesmeralda y @akelandos.