Twitter Feed

«EDUARDO BERIZZO EN 10 FRASES»

Recopilación: Ricardo Jasso Vivero

Una recopilación de diez frases del argentino Eduardo Berizzo para conocer más su pensamiento como entrenador:

  1. Toto era el apodo de mi padre, que a su vez le decían así porque era el hijo de Toti. Es decir: el tema nace con mi abuela paterna; después, en mi pueblo siempre que preguntaban por el Toto era por Héctor Eduardo, mi viejo, y yo era el Totito. Con el correr de los años, usar el diminutivo quedaba medio ridículo y definitivamente pasé a ser Toto.
  2. La carrera en el fútbol tiene un montón de cosas efímeras: lo bueno también dura poco y todo se vuelve recuerdo. En el fútbol, todos atravesamos éxitos y fracasos, pero creo que lo que distingue a la gente y perdura en el tiempo es cómo te comportaste, si fuiste un buen tipo, si respetaste a todo el mundo.
  3. Tengo miedo de morirme desde hace mucho, ese miedo no me lo descubrió el cáncer de próstata, era una idea previa… pero no me gusta la idea, lógicamente.
  4. Llegué a México después de operarme la rodilla, en rehabilitación, encima se demoraba el transfer, no podía entrenarme con el equipo, y cuando empecé a hacerlo los demás estaban tres veces más rápidos que yo. Sufrí mucho para adaptarme a ese ritmo, tuve que redoblar esfuerzos, pero al fin de cuentas soy un superviviente. Superada esa etapa, en los dos años siguiente me transformé en el capitán del equipo y alguien muy valorado. Fue muy emocionante. Jugué en Atlas tres años, no fuimos campeones, y se confirma que no necesariamente hay que ganar un título para que te recuerden.
  5. Marcelo Bielsa es exigente, realmente exigente, pero a la vez es la excelencia y por lo tanto un enorme aprendizaje. Y hay que estar a la altura de su capacidad. Eso te exige Marcelo. Y eso eleva su nivel y también eleva el tuyo.
  6. Tomé de Bielsa En lo macro, la planificación y organización. El método de entrenamiento y la ejercitación son parecidas, yo también tengo mis ejercicios y estructuro la semana de manera diferente. En el juego, tal vez la presión, la manera de recuperar, de hacerte dueño de la pelota, son los mismos patrones generales, más allá de ir más o menos rápido hacia arriba, con más o menos elaboración, pero a grandes rasgos quiero asumir el control del partido y quitar la pelota lo antes posible, no me gusta sentirme dominado.
  7. Aunque tenemos nuestros peores y mejores días, el líder no puede estar triste o deprimido. Este trabajo requiere de mucha energía y eso es lo que absorbe todo el mundo. Y para eso necesitás una lucidez que está conectada a la energía, más en un medio en el que el entrenador es muy observado. Los jugadores perciben la debilidad del entrenador, la directiva y tu público también, hay que ser fuerte, el optimismo es necesario en el conductor, no es opcional.
  8. Uso un 4-3-3 modificando el medio de la cancha. Me gusta la línea de 4 para salir jugando con volantes que se muevan y delanteros que bajen y se transformen en volantes, y laterales que sean defensores pero que luego se transformen en delanteros. No me gusta la rigidez de los esquemas.
  9. El atributo más valioso en un entrenador es la valentía para aplicar sus conocimientos. Y capacidad de convencimiento. Eso garantiza las demás cualidades que tengas. También es clave ser creíble desde el mensaje y desde la acción. Es muy fácil ser bueno, pero es muy difícil ser justo cuando administras méritos.
  10. Nosotros podemos decir que con Sevilla no perdimos con el Liverpool de Klopp que llegó a esa final y a la siguiente, donde terminó consagrándose. Empatamos 2-2 en Anfield y 3-3 en casa. Nada tuvo que ver mi cáncer esa noche, como se dijo: los jugadores ya lo sabían desde un mes antes. Esa fue una noche de pura furia futbolística, a partir de lo humano, de tocarles el orgullo en el entretiempo. Les dije que debíamos ver ese partido como una condena o como una oportunidad, que salir a darle vuelta el partido al candidato a mejor equipo del mundo iba a significar una pequeña proeza y así se lo tomaron. Fue un segundo tiempo arrollador y lo terminó empatando Pizarro a los 93, una locura.