Por: Beto Cruz @akelandos
Finalmente llegó a su final una nefasta temporada para el Club León. La inestabilidad de la salida de Matosas, seguida de la terrible campaña debut de Pizzi, han confirmado un año para olvidar. Nuevamente el Club León ha sido uno del montón y los tiempos, oscuros, no parecen próximos a disiparse.
En medio de semejante caos, han surgido dos figuras inesperadas en el horizonte que influyen directamente en la valoración que el aficionado puede hacer de la directiva esmeralda, encabezada por Martínez Junior y Rodrigo Fernández. Ambas figuras han acaparado la atención inesperadamente y si bien una de ellas es controversial y la otra un remanso de paz, una figura individual y la otra colectiva, ambas figuras coinciden en que tienen el calificativo de subcampeones. Hablamos, claro está, de Vucetich y el equipo sub-20 del Club León.
En busca de una identidad
No es la primera vez que se especula con lo que habría sido la contratación del Rey Midas de la Liga MX por el club. Víctor Manuel, técnico que campeonó con el León a principios de los ’90, tuvo una exitosa etapa al mando de Monterrey mientras León seguía dándose de topetazos en la Liga de Ascenso. El “hubiera”, tan propenso a surgir en la boca de la afición esmeralda, no se hizo esperar y acompañó buen rato la esencia del club, flotando. Igual que hace más de un lustro, la paupérrima campaña de Pizzi (donde el ser penúltimo lugar es obra de un equipo aún más horrible en la Liga y hay certeza de que los jugadores del plantel leonés son muy superiores a los resultados del equipo) han puesto de nuevo y con fuerza el nombre del “Vuce” en el imaginario colectivo del reino del “hubiera”.
A pesar de caer estrepitosamente en la ida y de haber dado la cara en la vuelta a Vucetich le queda un subcampeonato que es en realidad un trofeo en toda la extensión de la palabra. Levantó un equipo que históricamente es nada para llevarlo a su primera final, le dio forma, estilo e integró a Ronaldinho en la mecánica positiva. Compitió, finalmente. Dotó al equipo, en suma de una concentración absoluta de la que manaba la competitividad que fue creciendo al grado de recibir la final de vuelta en casa. Fue precisamente eso, que la concentración del bloque se rompiera en el peor momento, lo que ocasionó que Querétaro perdiese la final en sólo cuarenta y cinco minutos de ciento ochenta. Una barbaridad.
¿Es entonces Vucetich el técnico ideal para la fiera? Así a bote pronto… no.
Sigue siendo el Rey, pero no el rey que León necesita. Para empezar, porque el club venía de la etapa más exitosa de su historia, un bicampeonato tras un ascenso y un fútbol de maravilla. A diferencia de Querétaro, el club no tenía una situación dramática ni se caía a pedazos en el momento de contratar a Pizzi. Cierto, hasta la fecha ha resultado ser un fiasco, pero Jesús Martínez Junior y Rodrigo Fernández priorizaron su plan en contra de contratar al técnico garantía de competitividad, laureado como nadie más y que estaba libre. Priorizaron seguir con la búsqueda de una identidad a través de una idea de juego.
¿Pero en el fútbol, más que el estilo y el modo de jugar, no es más importante conseguir títulos? Por supuesto, pero los caminos para llegar a crear equipos sólidos y exitosos deben ser largos, cuidadosamente planeados y con objetivos claros. Ésta metodología es lo que separa a un equipo como el León o el América de vulgaridades como el Guadalajara de Vergara (o Angélica Fuentes).
El Fútbol Club Barcelona, tirano Europeo de la última década se llevó ni más ni menos que ¡Veinte y cinco! años para llegar a lo que es hoy, con infinita paciencia. La apuesta por Pizzi, renunciando al seguro de realizar una buena campaña con Vucetich, va en la mira de un objetivo a largo plazo.
Pero entonces, ¿Qué ventaja puede tener el seguir apostando por una idea de juego si se pierde incluso la posibilidad de luchar por un título? Ahí es donde entran los chavos de la sub-20.
A pesar de que son subcampeones, derrotados con un penal polémico (como el 90% de los penales) finalmente parece que el Club León hace esfuerzos por avanzar en donde sigue debiendo hasta la fecha: la cantera y las fuerzas básicas. Un equipo de tanta tradición, cuyas estrellas locales brillan dolorosamente por su ausencia, recibe como agua en el desierto este gran torneo de las fuerzas básicas. Si el primer equipo ya tiene una idea definida de modelo de juego, que encima le ha dado ya dos títulos seguidos, los jóvenes pueden trabajar en torno a ese estilo de juego y precisar de una mínima adaptación al sistema táctico cuando lleguen al primer equipo tras años de conocer conceptos parecidos a los que maneja el entrenador. Esa es la ventaja de apostar por una idea de juego. Y esa es la razón por la que prescindir de Vucetich y apostar por Pizzi fue la decisión correcta, a pesar de que por ahora el resultado sea un desastre.
Terminemos con una reflexión: tras hacer el ridículo en la Eurocopa que Bélgica albergó en 2000 junto a Países bajos, la federación ordeno que todas las categorías de formación, de todos los clubes y tornos, jugarán con un 4-3-3. Apostando por una idea de juego, hoy los Diablos Rojos son una selección potente, con estrellas mundiales predichas hace más de diez años. Y recordemos, también, lo que sucedió cuando el gran ídolo Tita tomo al equipo con un sistema que priorizaba el aspecto defensivo. Sonaron los abucheos.
Leemos sus cometarios en @nacionesmeralda y @akelandos.